jueves, 12 de noviembre de 2009

A los niños...

Podréis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos, porque tienen sus propios pensamientos.
Podréis albergar sus cuerpos, pero no sus almas, porque sus almas moran en la casa del mañana, que no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podréis, con mucho, pareceros a ellos, mas no tratéis de hacerlos semejantes a vosotros, porque la vida no retrocede, ni se estanca en el ayer.

Khalil Gibran en el libro “El Profeta”.

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