martes, 3 de noviembre de 2009

En relación con el seminario...

Unos 562.000 jóvenes españoles ni estudian ni trabajan ni buscan empleo

-Son un 9,2% de la población de entre 20 y 29 años.
-Es una generación adaptada a la precariedad laboral.
-Carece de expectativas y no hace planes a largo plazo.
-Los datos son de la última Encuesta de Población Activa.

DAVID ROJO. 03.11.2009 - 05.00 h
En España hay 562.000 jóvenes de entre 20 y 29 años que no estudian, ni trabajan ni buscan un empleo. Los datos proceden de la última Encuesta de Población Activa (EPA), del tercer trimestre de 2009, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística.
Este colectivo corresponde en el informe al de inactivos que no cursan estudios y, además, son, sobre todo, mayores de 25 años (un 57%). Y entre el total de jóvenes, no son una excepción. Este grupo supone un 9,2% de la población en ese margen de edad. Así, del total de los casi 6,1 millones de personas que están entre 20 y 29 años, el colectivo más cuantioso es el de ocupados (3,5 millones), seguido de los estudiantes (1,6 millones, entre activos e inactivos) y los que están parados (1,2 millones).
Más de 43.000 jóvenes están en la categoría de "activos potenciales desanimados"Es además relevante analizar las causas de su modo de actuar. Así, hay más de 43.000 jóvenes de esa franja de edad incluidos en la categoría que el INE denomina como "activos potenciales desanimados". Son los que, al ser preguntados en la encuesta por el principal motivo por el que no habían buscado empleo en las últimas cuatro semanas contestaron que no creían que lo fuesen a encontrar.
Pero no se debe pensar a la ligera que se trata de un grupo de vagos. Conviene eliminar el estereotipo e interpretar su situación en relación con la precariedad del mercado laboral actual.


Hijos de su tiempo


"Considerarlos unos pasivos porque no hacen nada da una falsa imagen de parados profesionales", señala Andrés Canteras Murillo, sociólogo experto en temas juveniles y profesor en la Universidad Complutense. Para él, en realidad, son hijos de su tiempo, que sufren la precariedad laboral y la falta de expectativas.
Considerarlos unos pasivos da una falsa imagen de parados profesionales. Así, son personas que al acabar o abandonar sus estudios sólo encuentran empleos basura, poco estables y mal pagados, según este sociólogo.
Cuando acaba el contrato se ven en el paro, con una promesa de que volverán a llamarles; o a la espera del puesto del que algún conocido les ha hablado; o, quizá, hartos de esto, han optado por volver a estudiar y el curso (sea del nivel formativo que sea) comienza dentro de un plazo concreto.
Esta dinámica, acentuada por la crisis, genera un colectivo siempre cambiante pero muy amplio. Se entra y se sale de él (pasando a engrosar el grupo de trabajadores o estudiantes) en función de la caducidad de los contratos o de los periodos de formación.


Sustento cubierto


Sus miembros tienen el sustento cubierto por la familia y lo que ganan lo destinan a sus propios gastos. Según explica el sociólogo, no sienten la necesidad, o no ven la oportunidad, de hacer planes a largo plazo, de formar una familia, o de mantenerse en un empleo que no les gusta a la espera de una oportunidad mejor. Han adaptado sus expectativas al entorno sociolaboral en el que viven.
Canteras también apunta el cambio cultural producido en los hogares, con hijos cada vez de más edad en casa de sus padres y sin problemas de convivencia. Y concluye: "Tiene que ver con la desilusión, la pérdida de interés y la apatía. No me gustaría ser joven en la actualidad".

Fuente: 20minutos.es

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